Sus libros mantienen objetivos específicos que no claudican en ningún momento de sus ideales; lo reiterativo toma fuerza en sus propósitos de trasmisión de ideas, así su recurrencia al lugar común es adrede, porque la conexión directa con el lector es una notoria preocupación en él. Sus poemas son un testimonio afianzado a la propagación de su espacio vital: Santa Ana (cantón donde lo rural prevalece ante el lento desarrollo urbano), pero también Portoviejo y Manta, ciudades a quienes ha escrito descubriendo rincones desapercibidos por quienes marchan atrapados en el acelerado trajinar de este siglo. Manabí es su poesía y fuente de vida. Ha poetizado desde sus montañas hasta el desconocido vendedor de esquina. ( 2007, Alexis Cuzme).